Fotografía del impresionante paisaje del Matarraña desde lo alto, con la Ermita de Sant Miquel en primer plano y las montañas de los Puertos de Beceite en el horizonte

Ruta a la Ermita de Sant Miquel d’Espinalbar

Si buscas una aventura que combine un exigente recorrido de senderismo con una inmersión en la historia y un mirador natural de 360 grados, la ruta a la Ermita de Sant Miquel d’Espinalbar es la opción perfecta.

Tiempo de Lectura
1 min

Un desafío de 14 km a un impresionante conjunto histórico y natural

Este ascenso, catalogado como difícil, tiene una longitud de 14 km y una duración de aproximadamente 4 horas (ida y vuelta). El esfuerzo se ve ampliamente recompensado al llegar a la cima, donde te espera un impresionante conjunto patrimonial y unas vistas espectaculares.

Cómo llegar y comenzar la ruta

El punto de partida de esta ruta es un pequeño aparcamiento situado en la cola del embalse de Pena. Puedes realizar la ruta yendo desde Valderrobres y luego volver por Beceite, o viceversa.

Para llegar, las indicaciones son las siguientes:

  • Desde Beceite: Sigue la pista hacia el Embalse de Pena. A los 6,8 km de recorrido, cruzarás el río Pena por un puente. Justo en este punto, encontrarás un cruce; debes continuar por la izquierda.
  • Desde Valderrobres: Toma la pista que se dirige al Embalse de Pena. Sigue las indicaciones que te llevarán a la zona de la cola del embalse, donde la pista confluye con la que viene desde Beceite, justo en el puente del río Pena. Desde allí, sigue las indicaciones descritas en el apartado anterior.

El Aparcamiento: Después de seguir el trazado principal durante otros 8,4 km, llegarás a una cadena. El espacio para aparcar se encuentra unos metros antes de esta cadena.

Una vez allí, la ruta comienza a unos 900 metros del aparcamiento.

Recorrido paso a paso: Descripción del ascenso

Desde el punto de partida, avanza por la pista hasta encontrar la confluencia del río Pena con el barranco de Patorrat. Es en este punto donde comienza un sendero que debes seguir hacia el sur.

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La subida es constante y fuerte, guiándote a través de un denso bosque. El sendero te conducirá por una zona empedrada y, a medida que ganas altura, te acompañarán las vistas panorámicas. Tras un rato de caminata, el sendero avanza próximo a un cordal (cresta). Más adelante, cruzarás la pista del Mas de Bernat y cambiarás de vertiente en el Coll de la Maçanera.

Saldrás a una pista que, tras unos 150 metros, te llevará a otra de mejor firme. Avanzando por esta, llegarás a un cruce (PR-TE155) justo debajo del cerro donde se encuentra la ermita. En este punto, un pequeño sendero arranca para llevarte hasta la cima. Si te sientes con fuerzas, puedes hacer un pequeño desvío desde la ermita hasta la cercana Punta Torroja, una elevación visible desde la cumbre.

La Ermita de Sant Miquel: Un balcón con un pasado vivo

Al llegar a la cima, no solo encontrarás la ermita, sino un complejo agropecuario que te transporta en el tiempo. El conjunto, aunque en ruinas, conserva una imponente estructura en forma de «U» que se abre hacia un patio interior empedrado, al que se accede a través de un arco de medio punto con una esbelta espadaña en la parte superior.

La ermita, una sencilla construcción del siglo XIX documentada desde el siglo XIV, se encuentra flanqueada por dos masías con paredes de mampostería irregular. A su alrededor, la ladera se convierte en un espectacular anfiteatro con bancales sostenidos por muros de piedra seca de gran grosor, que demuestran la impresionante labor de los antiguos pobladores. En la zona más elevada, se pueden ver dos eras de trilla con sus respectivos pajares, así como dos grandes corrales para ganado ovino.

Este lugar era antiguamente un punto de encuentro vital para las familias de los alrededores, quienes se reunían aquí para celebrar festividades, intercambiar productos e incluso, se dice, para concertar matrimonios. De hecho, los vecinos de Valderrobres realizaban una romería anual a esta ermita en el mes de mayo, conocida como Santmiquelet de maig.

Desde este mirador, la recompensa es total: la sensación de soledad y la inmensidad de los Puertos de Beceite, con hitos como la Caixa, Peña Galera, el Tossal de Encanadé y el Tossal del Rei, que marca el límite entre Aragón, Cataluña y Valencia.

El regreso por el Molino de Barrancos

Para el descenso, volverás al cruce del PR-TE-155 y bajarás hacia la izquierda (oeste). Saldrás a una pista que deberás seguir hasta el Mas del Frare. Desde allí, un camino te llevará hasta el Mas Roch, desde donde una pista desciende hasta la que recorre el río Pena. Siguiéndola hacia la derecha (norte), volverás al punto de partida. En este tramo del camino, es interesante desviarse para visitar el Molino de Barrancos, que se encuentra en buen estado.

Consejos prácticos para tu aventura

  • Equipo: Debido a la dificultad y el terreno, es imprescindible usar botas de montaña con buen agarre. Lleva suficiente agua y protección solar, ya que gran parte del recorrido se realiza a pleno sol.

  • Precaución: Aunque el cauce del río Pena suele estar seco, su caudal puede aumentar con las lluvias. Si ha habido fuertes precipitaciones, avanza con cautela en los cruces.

  • Geología, flora y fauna: Presta atención a las formaciones rocosas calizas y mantén los ojos abiertos. Los Puertos de Beceite son el hogar de la cabra hispánica, así como de aves rapaces como el águila real y el buitre leonado.

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¡Te esperamos para que experimentes increíbles aventuras en el Matarraña!

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