Olivos centenarios

El árbol del olivo es originario de la región que va desde el sur del Cáucaso hasta la zona costera de la actual Siria. A partir de esta zona se expandió su cultivo por Chipre, Egipto y toda la zona costera del Mediterráneo.

En las primeras Olimpiadas en la antigua Grecia, los juegos quedaban inaugurados con el encendido de una rama de olivo. Además, durante las mismas, se premiaba a los atletas coronándolos con ramas de olivo. Se ve que ya por entonces se sabían las bondades de la hoja del olivo. Si no las conoces puedes descubrirlas aquí. 

Sigamos con nuestros queridos helenos; el olivo en la Antigua Grecia estaba considerado como un árbol mágico que simbolizaba la inmortalidad, la vida, la victoria, la fertilidad y la paz cuyo origen se encontraba en los Dioses (aunque la mitología nos demuestra que más bien se dedicaban a lo contrario).

Existen varias versiones acerca de un certamen entre Atenea y Poseidón para conseguir el control de la nueva ciudad de Attica. El ganador sería el dios o diosa que ofreciera el don más útil, y la ciudad sería llamada en honor a su nombre.

En la versión más conocida, Atenea hizo aparecer un olivo y ganó la batalla al ser considerado más valioso que el caballo que hizo aparecer Poseidón.

Aunque a nosotros nos gusta más la versión que os dejamos en el vídeo de abajo. Visualizalo y descubrirás por qué.

Su simbología también era destacada para el cristianismo. El olivo aparece ya en el libro del Génesis en forma de rama para anunciarle a Noe el final del diluvio. Y es que lo del dios mensajero viene de lejos en las religiones. 

Más tarde lo encontramos en las aventuras de Moisés y toma una mayor importancia en el nuevo testamento, donde el olivo aparece en numerosas ocasiones, como por ejemplo cuando Jesús, según la Biblia, es crucificado en una cruz hecha de madera de olivo.

También se nos cuenta que Cristo va a un huerto de olivos para rezar llamado Getsemaní (que a su vez se traduce como “prensa de aceite”). Sin duda algo lógico al ser un árbol relacionado con lo divino. 

¿Y qué lleva la paloma en el pico para simbolizar la paz?

Con la expansión de los mercantes fenicios el cultivo del olivo llegó a la península ibérica sobre el año 1050 AC, aunque no se extendió su cultivo hasta la llegada de los romanos, quiénes además de dar mamporrazos a todo barbaro (aquellos que no eran romanos) que veían, también les modernizaban sus poblados con las últimas tendencias en ciencias y tecnologías.

Serían los romanos quiénes asentarían la popularidad de las oliveras a lo ancho de su imperio mediterraneo, dando al olivo, a su hoja y a su aceite una situación preeminente en la gastronomía romana.

15 siglos después el olivo viajará a América con el segundo viaje de Colón, una vez allí los colonos españoles lo llevaron a distintos rincones del nuevo continente.

En la actualidad, el olivo tiene explotación agrícola profesional en 67 países de los cinco continentes. 

A parte de la finalidad mercantil, lo podemos encontrar en lugares como Reino Unido, Alemania o Canadá. Por lo tanto, de un modo u otro, los más de 11,5 millones de hectáreas de olivar que cubren el planeta se extienden por todos aquellos rincones que la orografía, climatología y edafología.

La previsión de explotaciones de olivos a nivel mundial sigue en aumento gracias a la revolución oleícola de las plantaciones de setos. Sin duda, el olivo está unido a nuestro presente, a nuestro pasado y lo estará a nuestro futuro.